
La mujer en concreto se llama Avie Woodbury y dice que los consiguió cuando contrató a un exorcista para que l

Woodbury declara que no sólo ella notaba la presencia de los seres, pues su perro no era capaz de entrar en la "habitación de los fantasmas" (¿esto no es una atracción de algún parque temático?) y su joven sobrina, que se declara super fan de Entre Fantasmas, hablaba con la niña muerta.
La buena mujer alegó que se decidió a venderlos porque a ella le daban miedo pero que quizás alguien los quería para ¡¡¿jugar?!!. Además dice (y no somos nadie para dudar de su palabra, que la mujer sólo ha vendido unos fantasmas embotellados con un líquido sospechosamente parecido a Pato WC) que la recaudación de la puja irá destinada (deduciéndole lo que le costó el exorcista -unos 100 dólares- y quizás algún caprichito de un millar de dólares) a una ONG pro derechos de los animales.
Lo más escandalosamente curioso de todo el asunto es que las botellitas se las agenció una empresa que comercializa sistemas electrónicos para dejar de fumar y que supuetsamente ya están pidiendo sugerencias para ver qué hacen con los fatasmitas. ¡Ver para creer!
1 comentario:
Y a ver quien le discute a la mujer esa, lo que mas gracias me hace es que como le daba miedo... decidio venderlas... para que las iba a regalar, enterrar, abandonar, o lo que sea que se pueda hacer un un fantasman enbotellado... el perro no entra en la habitacion de la señora... porque si dice que vende fantasmas en botella, imaginate como sera la casa... y la sobrina... no coment.
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